miércoles, 16 de septiembre de 2009

JUBILEO DE LOS CATEQUISTAS
KAIROS DIVINO PARA ESTOS DISCIPULOS MISIONEROS



El próximo 2 de noviembre de 2009, se celebrará el JUBIELO DE LOS CATEQUISTAS DE LA ARQUIDIOCESIS DE CALI, en el marco de la celebración de los cien años de creada esta Iglesia diocesana, y el año jubilar que fue promulgado por Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo, Arzobispo de Cali.

“¿Quién de nosotros no da gracias al Señor por un valioso catequista -sacerdote, religioso, religiosa o laico-, de quien se siente deudor por la primera exposición orgánica y comprometedora del misterio cristiano?”
(Juan Pablo II, Jubileo de los catequistas, dic de 2000)Este momento solemne, debe animar a todos los catequistas, comprometidos en las diversas modalidades catequísticas: desde la catequesis parroquial, que, en cierto sentido, es levadura de todas las demás, hasta la catequesis familiar y la que se imparte en las escuelas católicas, en las asociaciones, en los movimientos y en las nuevas comunidades eclesiales.

La experiencia enseña que la calidad de la acción catequística depende en gran medida de la presencia pastoralmente solícita y afectuosa de los sacerdotes. En particular los, queridos párrocos, que no faltan a su diligente laboriosidad en los itinerarios de iniciación cristiana y en la formación de los catequistas. Esten siempre cerca de ellos, acompáñenlos. Es un servicio muy importante que la Iglesia les pide.

Por su parte la labor, queridos catequistas que sutedes desarrollan, es muy necesaria y exige su fidelidad constante a Cristo y a la Iglesia. En efecto, todos los fieles tienen derecho a recibir de quienes, por oficio o por mandato, son responsables de la catequesis y de la predicación respuestas no subjetivas, sino conformes al Magisterio constante de la Iglesia y a la fe enseñada desde siempre autorizadamente por cuantos han sido constituidos maestros y vivida de modo ejemplar por los santos.

Por esta razón la Iglesia Arquidiocesana los esta invitando a que CELEBREMOS ESTE JUBILEO, que los llevará a vivir los signos visibles del jubileo como son.

•La Peregrinación:
Recuerda la condición del hombre caminando por la vida hacia la casa del Padre. Evoca el camino personal del creyente siguiendo las huellas del Redentor, hasta alcanzar el estado del hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo (Cf. Ef 4,13).

•La "puerta santa":
Evoca el paso que cada cristiano está llamado a dar del pecado a la gracia. Jesús dijo:"Yo soy la puerta "(Jn10,7). Hay un solo acceso que abre de par en par la entrada en la vida de comunión con Dios, este acceso es Jesús, (Cf. Mt 13, 44 - 46)

•La Indulgencia:
Es además de un signo, uno de los elementos constitutivos del Jubileo para manifestar la plenitud de la misericordia del Padre, que sale al encuentro de todos con su amor, manifestado en primer lugar con el perdón de las culpas y la posibilidad de purificarse, borrando la pena temporal que ocasiona el pecado

•La Purificación de la memoria:
Que pide a todos un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas cometidas por quienes han llevado y llevan el nombre de cristianos. Es a través de un examen de conciencia en el que todo hombre se pone ante la verdad de su propia vida, descubriendo así la distancia que separa sus acciones del ideal que se ha propuesto.

Nuestra poca fe ha hecho caer en la indiferencia y alejado a muchos de un encuentro auténtico con Cristo. Los cristianos están llamados a hacerse cargo, ante Dios y ante los hombres que han ofendido con su comportamiento, de las faltas cometidas por ellos.

•La Caridad:
Signo de la misericordia de Dios, ejercicio necesario para todos los cristianos, que nos abre los ojos a las necesidades de quienes viven en la pobreza y la marginación.

La extrema pobreza es fuente de violencias, rencores y escándalos. Poner remedio a la misma es una obra de justicia y, por tanto, de paz.

•La Memoria de los mártires:
Cuyo testimonio no debe olvidarse, pues son quienes han anunciado el Evangelio dando su vida por amor. El creyente que haya tomado seriamente en consideración la vocación cristiana, en la cual el martirio es una posibilidad anunciada ya por la Revelación, no puede excluir esta perspectiva en su propio horizonte de existencia.

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